A finales de marzo, las moratorias del crédito a la vivienda del régimen de banca privada también llegan a su fin. Muchas familias ahora tendrán que reanudar el pago de los beneficios de la casa, algo que no habían hecho durante muchos meses y que puede traer nuevos retos, que se suman a los que se han experimentado desde que llegó la pandemia a Portugal.
Según los datos publicados recientemente por el Banco de Portugal, hay 3.700 millones de euros de préstamos hipotecarios en moratoria que están bajo el régimen privado de la Asociación Portuguesa de Bancos. Sin embargo, esta cifra se refiere sólo al 21,6% de las moratorias de la vivienda, y el resto de contratos están cubiertos por el régimen público.
Dos familias hablaron con ECO sobre esta situación, contando las razones que los llevaron a recurrir a las moratorias en el crédito a la vivienda y lo que ha sido vivir sin esta carga, en un momento en que el próximo reto es enfrentar el gasto de nuevo.
Nuno Gonçalves es padre de tres hijos, residentes en Lisboa. Tanto él como su esposa son dentistas y, cuando se impuso el primer confinamiento en territorio nacional, ambos se quedaron sin ingresos. "Trabajamos en un régimen de prestación de servicios y, en el primer encierro, se nos impidió tener cualquier tipo de actividad clínica", le dice a ECO.
Se les "prohibió trabajar" en un momento en que acababan de comprar un nuevo hogar para la familia. "Hicimos la denuncia el 13 de marzo", pocos días antes de que comenzara el primer encierro. Ante esta carga adicional y la falta de ingresos, la familia de Nuno Gonçalves se vio obligada a adherirse a la moratoria privada.
Aun así, no fue fácil cubrir los gastos familiares restantes. "Guarderías, prestaciones de seguridad social, comida, agua, luz... todo esto se siguió pagando", recuerda Nuno. Además, el hecho de que los "niños" estén "más tiempo en casa" ha hecho que el gasto global "aumente". Así, supone que tuvieron que "pedir ayuda a los familiares durante uno o dos meses", porque no podían hacer frente a los gastos.
Aunque era "más fácil" para la familia, el segundo encierro también tenía sus desafíos. Aunque el Gobierno no impuso una "suspensión de la actividad" de los dentistas, como ocurrió en marzo del año pasado, ambos padres sólo podían trabajar la mitad del día, "porque las escuelas estaban cerradas" y tenían que asegurarse de que los niños estuvieran acompañados. Esto dio lugar a una nueva "disminución de los ingresos".
Sin embargo, la verdad es que adherirse a las moratorias ha traído algunas oportunidades a esta familia. "El hecho de que tengamos una moratoria nos ha permitido, en una fase de incertidumbre, empezar a dejar algo de dinero a un lado, para que si hay un nuevo confinamiento se nos asegure dinero", dijo.
Las moratorias contribuyeron así a que la pareja "tuviera hábitos de ahorro" de nuevo, con el fin de prepararse para "un posible choque financiero" en el futuro. Para Nuno, estos hábitos son actualmente el verdadero "secreto" para hacer frente a acontecimientos imprevistos de esta naturaleza. Y así es como
¿Y cómo será a partir de ahora? Según el padre de esta familia, esto no se encuentra actualmente en una "situación trágica". "Desde el momento en que terminen las moratorias", tanto él como la mujer ya tendrán su "actividad normal" de trabajo y, por lo tanto, tendrán dinero para hacer frente a esta carga.
Por esta razón, las moratorias públicas, que duran hasta finales de septiembre, no son una posibilidad para esta familia. "Me doy cuenta de que para algunas familias es necesario posponer hasta septiembre, pero cuanto más pospongas el problema, peor. No se irá", dice Nuno, señalando que puede haber "sanciones, en términos de intereses" para aquellos que continúan posponiendo los pagos.
La situación vivida por Rui Nascimento durante la pandemia, y que le llevó a recurrir a la moratoria de la banca para el crédito de la casa, es un poco diferente. Con tres hijas y viviendo en Cascais, Rui trabaja en el área de televisión y eventos, por su cuenta. Con la llegada de la pandemia a Portugal, dice que estaba "un poco asustado de poder ver ingresos casi reducidos al 0%", le dice a ECO.
Ante este temor, optó por "aprovechar esta oportunidad para recurrir a la moratoria" ofrecida por los bancos, porque "nunca supo cómo sería el mes siguiente" a nivel laboral. Así, ha reclamado una "moratoria del crédito, pero no de intereses", para no correr "el riesgo de caminar varios meses para compensar los intereses impagados" de los últimos meses.
Nuno informa tan pronto como el "alivio" monetario fue alto. Además, con la familia por casa, había "más cargas" con los "sobrecoste" de la vivienda, es decir, con "electricidad, agua y gas". Aún así, el "aumento" derivado de estos "gastos" adicionales "no fue mayor que el alivio" tomado gracias a "la moratoria". "Lo que tuve ayuda de la moratoria fue más gratificante que los gastos adicionales que tenía porque estábamos en el contexto de una pandemia", le dice a ECO.
La situación económica de esta familia se ha mantenido relativamente estable. En primer lugar, porque su esposa “trabajaba a distancia” y no tenía rebajas “a nivel salarial”. Y porque, en determinadas ocasiones, la "carga de trabajo" de Rui acabó siendo "superior" respecto a los mismos meses "de años anteriores", habiendo logrado seguir "ganando". De hecho, también menciona que incluso podría “estar gozando del apoyo del Estado”, pero que no lo hace porque reconoce que hay “compañeros que necesitan 30 veces más”, porque no han tenido “Trabajar” durante varios meses.
Ahora que el incumplimiento crediticio de la casa está a punto de terminar, no hay motivos para las alarmas. “Ya sabíamos que la moratoria iba a terminar y que no serían dentro de muchos meses”, explica. Sin embargo, espera que, como sucedió antes, la moratoria se “prorrogue, al menos, por un período de otros tres meses”, debido al nuevo encierro.
Aún así, “no hay problema”, ya que fue “una ayuda satisfactoria”. "Hubiera sido aún más útil si realmente hubiera tenido un gran desglose presupuestario, que no ha sido así", agrega. Como consecuencia de esta opción, solo destaca el hecho de que tiene que ver prolongado el pago del crédito de su vivienda por algún tiempo. “En lugar de terminar en septiembre de 2047, acabo de pagarlo en febrero de 2048”, concluye.
Fuente: eco.sapo.pt, de Ema Gil Pires | 31 de marzo de 2021